PostHeaderIcon Quinta Cruzada

A todos los países católicos, incluso Irlanda y Noruega, fue mandada en 1213 una legión de predicadores y En 1215, en Roma, fue convocado el solemne Concilio de Letrán, que resolvió iniciar la nueva cruzada, fijándole la fecha del 1 de junio de 1217 y el clero recibió orden de entregar la vigésima parte de sus ingresos y, por su lado, Inocencio III donó 30 mil marcos de plata.
Los reyes que tomaron inicialmente el voto de la cruzada fueron Juan Sin Tierra (rey de Inglaterra), Federico II (rey de Sicilia y futuro emperador de Alemania), y Andrés II (rey de Hungría), pero cuando comenzaban a hacerse los preparativos de la Quinta Cruzada inesperadamente murió en 1216 Inocencio III y pocos meses después fallecía también Juan Sin Tierra, Federico II tenía problemas políticos de orden interno y procuraba eludir la cruzada, y reinos como Alemania, Inglaterra y la misma Francia preferían extenderse por Grecia o regiones escandinavas.
El nuevo Papa Honorio III continuó la obra de realizar la cruzada, en 1271, Andrés II consiguió reunir un ejército bastante importante y emprendieron la marcha hacia el Oriente, embarcándose en Dalmacia, en esta Quinta Cruzada (1217-1221) participaron también Guillermo de Holanda, el duque Leopoldo VI de Austria, algunos príncipes de Alemania Meridional y gran número de señores alemanes y bávaros acompañados de sus vasallos. Andrés II fue el jefe de la expedición que de Sapalatro se dirigió a Chipre, donde se le unieron otros cruzados que habían llegado de Brindis, Génova y Marsella, y unidos todos a Lusiñán, rey de la isla, desembarcaron en Tolemaida. El ataque que planearon no fue muy enérgico, a consecuencia de la falta de víveres, los cruzados fueron recibidos en Siria con bastante frialdad. Los francos no necesitaban de la cruzada, en el transcurso de casi 20 años habían entablado un comercio pacífico con Egipto y la guerra sólo podía perjudicar sus intereses económicos.
No obstante, los cruzados ganaron una batalla a Malek-Adel, quien murió al poco tiempo de dividir entre sus hijos los Estados que poseía, dando a Malek-Kamel el Egipto, a Moadham la Siria y la palestina, y a Aschraf la Mesopotamia.
Los cruzados húngaros y alemanes permanecieron en Acre un año sin resultado alguno, la mayoría de los holandeses, embarcados en 300 naves, se habían demorado por luchar contra los emires de España Meridional, y recién en abril de 1218 llegaron a Acre, el ejército de los cruzados atacó el Monte Tabor, aunque sin resultado y las discordias no tardaron Andrés II convencido de la inutilidad de la expedición y sin prestar atención a la excomunión regresó a su patria después de visitar los Santos Lugares.
Los guerreros llegados de España a Palestina animaron a los cruzados a emprender una campaña contra Egipto, desde el comienzo de la Cuarta Cruzada se proyectaba su invasión, y planearon el ataque contra Damieta, una ciudad-fortaleza de gran importancia comercial, un año y medio duró el asedio a Damieta, por varios meses la situación se mantuvo estacionaria y en 1219 numerosos cruzados emprendieron el regreso a Europa, aunque otros prosiguieron el sitio de Damieta, ignorando el hambre.
El sultán egipcio Malek-Kamel, procuró salvar la ciudad, ofreciendo a los cruzados entregarles el reino de Jerusalén en sus límites y devolverles reliquias sagradas, pero se rechazo el trato y a comienzos de noviembre de 1219 los cruzados tomaron Damieta por asalto, pasándola a sangre y fuego y apoderándose de riquísimos tesoros, mas tarde el cardenal Pelagio ordenó al ejército que se encaminara a El Cairo, desoyendo los consejos y la opinión de los hombre de guerra que lo acompañaban, Pelagio buscó con urgencia aliados para la conquista de Egipto, y en la 1221 empezaron a llegar nuevos destacamentos de peregrinos, mientras tanto, el sultán Malek-Kamel se había fortificado algo al sur de Damieta, en las cercanías de la ciudad de Mansura y simultáneamente renovó sus proposiciones de paz a los cruzados. Aceptar las condiciones de los adversarios, que cedían la Ciudad Santa y el Santo Sepulcro, por segunda vez se contestó al sultán con una negativa, Felipe II Augusto, al enterarse de que los cruzados habían tenido la oportunidad de recibir “un reino a cambio de una ciudad” y habían rechazado la oferta, no pudo contenerse y los tildó de “estúpidos y mentecatos”, en 1221 los cruzados iniciaron la ofensiva contra Mansura pero el desbordamiento del Nilo, que inundó el campamento de los cruzados acompañado de una lluvia de flechas cuando hicieron una retirada, para evitar que su ejército fuera aniquilado, los cruzados se vieron obligados a negociar la paz con Malek-Kamel, concertándose un acuerdo final el 30 de agosto, los cruzados debieron restituir la ciudad de Damieta y firmada una paz que duro ocho años, y así se puso fin a la Quinta Cruzada, cuyos míseros resultados debilitaron aún más en Occidente el entusiasmo de antaño por las cruzadas.

0 comentarios: