PostHeaderIcon Sexta Cruzada

La ascensión de Federico II al trono del Imperio Romano, cobró nueva fuerza la lucha en su contra iniciada por el Papado, pues en 1215 había prometido participar en la cruzada y había esquivado luego el cumplimiento de su promesa, el Papa Honorio III predicó la Sexta Cruzada, y nuevamente prometió asistir Federico II, el que fue amenazado de excomunión en caso de demorar su marcha hacia el Oriente fijó para 1225 la realización de la nueva cruzada.
Llegaron a Italia los maestres de los templarios, hospitalarios y teutónicos, el patriarca de Jerusalén y el mismo Juan de Briena, que recorrió los Estados de Europa pidiendo socorros y en los puertos de Sicilia e Italia comenzó la construcción de 50 grandes naves especialmente acondicionadas para el transporte de un gran ejército, pero la indiferencia popular hizo que en 1225 Federico II no reuniera la cantidad de gente suficiente para una campaña de ultramar y la situación en Italia Meridional demandaba la presencia del emperador.
La iniciación de la cruzada quedó aplazada para 1227, esperando intervenir en la guerra del sultán egipcio contra Damasco, la oportunidad se le presentó en 1226, cuando Malek-Kamel le ofreció una alianza, el emperador inició las negociaciones con Egipto, aunque empeoraran sus relaciones con Roma y en 1227 culminaron los preparativos de la Sexta Cruzada, pero a raíz de los grandes calores y la falta de provisiones, estallaron fuertes epidemias y la cruzada fue nuevamente postergada, el Papa excomulgó a Federico II, para contrariar al nuevo papa Gregorio IX, el emperador emprendió el viaje desde Brindis a Siria acompañado de 600 caballeros, a bordo de 20 galeras, Federico II había aceptado las proposiciones del sultán Malek-Kamel de que le ayudase en su empresa de apoderarse de los Estados de su hermano Moadham.
El Papa prohibió la Sexta Cruzada, señalando que el objetivo del “servidor de Mahoma” era “raptar el reino de la Tierra Santa”, la posición del Papado sólo podían disminuir las posibilidades de éxito de la cruzada, pero el emperador tenía en vista el título de rey de Jerusalén, la cruzada le permitiría crear el imperio “mundial” de los Hohenstaufen.
La excomunión y la desaprobación del Papa fueron causas de que Federico II fuese ignorado por los caballeros de las órdenes militares, rechazado por el clero y despreciado por los fieles de la Tierra Santa, pero el emperador siguió adelante y llegó a Siria, en Jaffa, en septiembre de 1229, concertó un tratado de diez años con Malek-Kamel, aprovechándose de las luchas del sultán egipcio con su sobrino, Federico II aseguró al sultán su ayuda contra todos sus enemigos y le concedió Jerusalén al emperador, con excepción del barrio de la mezquita de Omán, Belén, Sidón, Nazaret y otras ciudades de Palestina, formando una faja de territorio para los cristianos desde Acre a Jerusalén, un mes después Federico II (que había enviudado en 1228) entró en Jerusalén, sin más acompañamiento que los barones alemanes y los caballeros teutónicos, colocándose y se negó a realizar la ceremonia de coronación, el Papa acusó a Federico II de haber traicionado al cristianismo y mandó sus tropas a invadir los dominios en Italia Meridional del “libertador del Santo Sepulcro”, el emperador regresó urgentemente a Italia, ofreciendo resistencia armada a los ejércitos del Pontífice y derrotando a las fuerzas papales, en 1230 Gregorio IX levantó la excomunión a Federico II y al año siguiente ratificó todos los tratados celebrados por el emperador con los musulmanes.
La Sexta Cruzada (1227-1229) es llamada también “la Cruzada Diplomática”, pero sus resultados prácticos no fueron duraderos, después de ausentarse Federico II comenzaron las divergencias entre los señores feudales con dominios en Oriente y a raíz de un conflicto con el Papado, por su ofensiva contra las ciudades lombardas, fue nuevamente excomulgado el emperador, la ciudad de Jerusalén fue tomada por los turcos, al expirar en 1239 la tregua que se había concertado, en ese año, el Papa intentó una nueva cruzada, pero sólo Teobaldo V, rey de Navarra, y otros caballeros llegaron por mar a Siria, concertando allí una alianza con el emir Ismael, de Damasco, uno de los más poderosos príncipes musulmanes, pero el sultán Asal Eyub, de Egipto, los derrotó cerca de Ascalón y en 1240, Ricardo de Cornuailles, quien había pasado al Asia al frente de un poderoso ejército, recobró Jerusalén, más tarde, Malek-Sadel, hijo y sucesor de Malek-Kamel, para reconquistar Jerusalén se alió con los carismitas (turcos del Kharizmio), en las filas cruzadas había crueles divergencias entre los cruzados, los templarios y hospitalarios, y el rey de Navarra y demás jefes de la cruzada habían regresado a su patria y finalmente en septiembre de 1244 el sultán egipcio Malek-Sadel tomó Jerusalén, degollando a toda la población cristiana de la ciudad y el Santo Sepulcro pasaba a poder de los musulmanes en forma definitiva.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Para los interesados en la asombrosa cruzada de Federico II Hohenstaufen, en este novela se hace una rigurosa reconstrucción histórica:
https://www.ultimalinea.es/munoz-chapuli-ramon/114-el-sueno-del-anticristo-9788416159918.html